Prueba superada (Las luces de un ocaso, con Tolstoi y Quintana)
LA ESTACIÓN DE ASTAPOVO
Mario Quintana
El viejo León Tolstoy huyó de casa a los ochenta años
y fue a morir en la estación de Astapovo.
Según se sabe, se sentó en un viejo banco,
de ésos brillantes por el uso
que uno se encuentra en todas las estaciones pobres
del mundo, frente a una pared desnuda…
Se sentó y sonrió amargamente
pensando que
en toda su vida
apenas quedaba de su Gloria
esa irrisoria campana llena de cascabeles y cintas
de colores
en la mano esclerótica de un viejo.
La Muerte, entonces,
al verlo solitario a aquella hora,
en la estación desierta,
juzgó que andaba allí esperándola,
sentado, apenas, por descansar un poco.
Llegó la Muerte en su locomotora antigua
(siempre puntualmente en la hora incierta…)
Pero tal vez el viejo no pensó en nada de esto
y quién sabe si hasta murió feliz: él se fugó…
Él se fugó de casa…
¡Él se fugó de casa a los ochenta años de edad…!
No todos realizamos los sueños de la infancia.
En Apuntes de historia sobrenatural (1976), Mario Quintana
Esta traducción tiene muchos errores, no se asemeja al original y por lo más remoto.