59# pv 28/2/11

   [Llevo varios días no queriendo poner aquí esta frase de Ramón Andrés que de tanto en tanto me da vueltas por la cabeza. Forma parte del libro de aforismos que este hombre acaba de publicar: Los extremos. Y es que no acabo de decidirme por el sentido que darle.

   (La primera obra de Ramón Andrés que leí fue su magnífica Historia del suicidio en Occidente (2003). Y me gustó su amable respuesta a mi reseña sobre su obra en la desaparecida Suicidio Autónomo (2004). Estaba yo demasiado acostumbrado ya a las reacciones airadas a esta revista.)

   La frase es: «No se puede existir mientras se ama.»

   Creo que tiene razón. Tantos años pasados imbuído en la conciencia de amar a alguien de una forma concreta y determinada. Y en todo ese tiempo, es verdad que había algo que no existía, que no permitía poder avanzar en el sentido profundo de avanzar y no de permanecer en un tiempo impreciso y que sólo se busca a sí mismo. Y que lo hace porque no ve necesario hacer otra cosa, porque eso quizá ya es  suficiente o es un modo diferente de ser, incluso de respirar. No se determina aún qué sea lo mejor, sino tan sólo la diferencia en sí.

   Algo así como el no tiempo de los aborígenes australianos, que viven en algo que llaman el tiempo del sueño o algo así.

   No se sabe que sea mejor, sólo que es diferente. Quizá si uno no se permite salir alguna vez de ese no-tiempo, no llegue nunca a conocer determinado modo de existencia al que hace referencia Ramón Andrés y que desde hace no demasiado estoy empezando a comprender. Quizá en el amor haya mucho de autoengaño y necesidad de frenar un tipo concreto de existencia.

   Pero por otro lado, esa existencia de veras se hace más afilada e impredecible, como internarse en un terreno difícil y de complicada orografía. Lo que está claro es que lo que se ve en un modo de existencia, no se ve en el otro y, quizá lamentablemente, al revés también.

   Existir o no existir, otra cuestión más.]

~ por juannicho en marzo 1, 2011.

Deja un comentario